En el olvido encallan buenas y malas sombras
huesos de compasión , sangre de ungüentos,
resentimientos inmisericordes.
ojos de exilio que besaron pechos.
El día o la noche en que el olvido estalle,
salte en pedazos o crepite,
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.
Mario Benedetti