Ante todo, muchas gracias por sus palabras en cada video. Me hicieron reflexionar en algunos aspectos de mi vida.

Quiero compartirles esta emoción. Al ver el video navideño que publicaron, me trasladaron a mis 8 años en la casa de mis abuelos en Catamarca. Como niña inquieta me gustaba estar en el comedor y ver todos esos objetos antiguos que tenían  y abrir los cajones. 

Ese 23 de diciembre estaba en mi rutina de la observación y fascinación cuando subida a una escalera para abrir ese cajón inalcanzable del modular, cae pobre mí un paquete. Mi curiosidad pudo más que cualquier regaño que me pudieran dar. 

Con cuidado lo abrí y vi  una remera de color roja, de mi tamaño,  con la figura de Sarah Kay. Como mi abuela me llamaba, guardé rápidamente la remera y la puse donde la había encontrado. Ante el apuro no pisé bien uno de los peldaños de la escalera y me caí. Ante mi llanto, la abuela corrió, me levantó en sus brazos e inmediatamente me llevaron al hospital. Me había fracturado el brazo.

El 24 cuando llegó la hora de entregar los regalos que Papá Noel había dejado en el patio, yo esperaba con ansias los míos. De todos, reparé en ese paquete, lo abrí y ahí estaba la remera roja con Sarah Kay; inmediatamente rompí en un llanto desconsolado. La realidad corría la venda de mi ilusión de mis ojos. Todos pensaron que el dolor era físico por mi brazo  pero en realidad me dolía el alma.

A pesar de ese momento, mantengo viva la ilusión de Papá Noel y de los Reyes Magos.

Elsa M. (16/12/21)