La palabra sincronicidad deriva de las raíces griegas syn ("con", que marca la idea de reunión) y khronos ("hora"): reunión en el tiempo, simultaneidad.
La sincronicidad como concepto fue introducido por el psicoanalista Carl Gustav Jung en 1950, y lo definió como un principio de conexiones.
La teoría de sincronicidad de Carl Jung afirma que ningún acontecimiento es un hecho accidental, pero nuestra vida está llena de un conjunto de coincidencias; o mejor dicho, las que estamos acostumbrados a considerar coincidencias pero que en realidad no lo son en absoluto.
Nuestro mundo inconsciente se conecta con el mundo consciente. Nuestro pasado, personal y colectivo está relacionado con el momento presente de la conciencia.
Categorías de sincronicidad
Según Jung, está dentro de nosotros y es un principio de conexión psicológica. Hay tres tipos de causalidades significativas que forman parte del discurso de la sincronicidad:
- Coincidencia entre el contenido psíquico y un evento concreto: un pensamiento, sueño o deseo que coincide en el tiempo y el espacio. El ejemplo clásico es pensar en alguien y conocerlo después de un tiempo.
- Coincidencia entre un contenido psíquico y un evento general: un pensamiento, sueño o deseo que no afecta materialmente a tu vida, pero que es relevante a lo que tu mente consciente o inconsciente está generando (coincidencia a distancia en el tiempo y el espacio).
Es el caso de los sueños premonitorios de acontecimientos catastróficos, que no por casualidad afectan a miles de personas en el mundo. Poco antes del 11 de septiembre de 2001, hubo un aumento de las actividades oníricas a nivel global que tenía como contenido el hundimiento de las torres gemelas en forma simbólica o realista.
- Coincidencia "desfasada" en el tiempo entre un contenido psíquico y un acontecimiento distante: un pensamiento, sueño o deseo y un acontecimiento que, sin embargo, se produce a distancia, quizás años después. Por ejemplo, puedes soñar con detalles acerca de la boda de tu prima con un extraño que después se hará realidad.
Según Jung, se puede hablar de sincronicidad cuando se produce una coincidencia significativa entre un acontecimiento psíquico y un físico-objetivo sin que exista ninguna relación causal entre los dos acontecimientos. En este caso, por evento psíquico se puede entender una premonición, un sueño, una visión, un presentimiento, un oráculo o una imagen arquetípica que irá a encontrar una retroalimentación tangible en la vida de la persona revelándose así verdadera.
La sincronicidad junguiana posee tres características distintas:
- Los eventos están conectados de manera acausal, y no gracias a una cadena de causas y efectos en los que un individuo puede reconocer el resultado de una decisión intencional.
- La ocurrencia del evento siempre va acompañada de una profunda experiencia emocional que normalmente se manifiesta al mismo tiempo que el evento.
- El contenido de la experiencia sincrónica, lo que el evento es, tiene un carácter invariablemente simbólico.